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De qué depende la cuota de tu seguro

Al cotizar un seguro automotriz, se entra a un mundo complejo y desconocido Uno de los aspectos más estresantes a la hora de cotizar un seguro es no conocer qué significan ciertas palabras como “póliza”, “desgravamen”, “responsabilidad civil”, y la que ocupará nuestra atención en este artículo: “deducible”.

 

¿Qué es el deducible de un seguro automotriz?

 

Se conoce como deducible a la suma de dinero que la compañía de seguros no indemniza en caso de siniestros. Esta suma se establece previamente por escrito entre el cliente y la compañía. Al contratar un seguro con deducible, tienes que pagar parte de los daños en caso de siniestro y la aseguradora cubre solo el dinero que supere el monto del deducible.

 

Es decir: Si tienes un bien asegurado por un valor de $300.000 con un deducible de $50.000 y el daño del vehículo es igual o menor a $50.000, la aseguradora no debe pagar nada y todos los daños corren por tu cuenta.

 

Ahora, si los daños a tu auto tienen un costo de $150.000, la aseguradora solo paga $100.000, pues los otros $50.000 corresponden al deducible; es decir, el monto de dinero del cual como asegurado te haces cargo.

 

Si no tienes una cobertura total en tu póliza, sino que posees sólo póliza de responsabilidad, no tienes que preocuparte de los deducibles. Sin embargo, si tienes una cobertura contra todo riesgo, cobertura de colisión o ambas, tendrás un deducible en cada una de estas dos opciones.

 

¿Qué tipos de deducible existen?

 

Deducibles en UF: Como la mayoría de los valores en el mundo de los seguros, se miden en UF. La oferta de deducibles de las compañías suele ir de 0 a 12 UF, y siguen una regla: a mayor deducible, menor es el costo de tu seguro.

 

Mientras mayor sea el monto que asumas, menor será el costo de la póliza. Esto abre un mundo de posibilidades para ahorrar, en especial si eres un conductor con pocos accidentes al año. Puedes elegir un deducible alto y mantener una cuota mensual baja de tu póliza.

 

Deducibles inteligentes

 

También puede ser que hayas escuchado hablar del deducible inteligente. Este concepto se refiere a una cláusula del contrato del seguro automotriz que exime del pago del deducible acordado en la póliza ante aquellos casos en que el siniestro haya sido provocado por un tercero.

 

Para poder ejecutar el deducible inteligente, resulta fundamental contar con los datos de identificación de esa persona: nombre completo, número de RUT, número de teléfono, marca, modelo y patente de su vehículo. Te invitamos a revisar mucho más sobre cómo funciona el deducible inteligente.

 

¿Existen los seguros sin deducible?

 

En el mercado también existen los seguros con deducible cero. Esto quiere decir que, en caso de siniestros, la aseguradora se hace cargo de todos los daños. A priori puede parecer una alternativa conveniente, y en algunos casos lo es porque te otorgan protección completa, pero a la vez son los más caros del mercado.

 

Muchas veces, un seguro que nos cubra de cualquier accidente puede sonar atractivo, pero el consejo general a la hora de contratar estos servicios es no “sobre asegurarse”. En otras palabras, contratar solo las coberturas indispensables para no pagar de más.

 

Suele suceder que los seguros sin deducible no justifican el pago que estás haciendo por ellos, pues si no eres propenso a sufrir choques, estás pagando por una cobertura completa que nunca vas a utilizar.

 

¿Cuál es el mejor seguro con deducible del mercado?

 

En esto no hay fórmulas mágicas. El deducible perfecto para tu vehículo depende de tus necesidades y tu presupuesto.  realiza comparaciones con diferentes niveles de deducibles. Esto te permitirá ver la diferencia de la prima mensual con diversas cantidades deducibles. En algunos casos, la diferencia puede no ser suficiente para hacer que valga la pena el riesgo de tener que pagar más de tu bolsillo en caso de siniestro.

 

Ten en cuenta también que el precio de tu Seguro Automotriz depende de muchos factores, entre los que se incluyen: tu historial como conductor, el modelo de tu vehículo, tu edad e incluso tu estado civil. Intenta encontrar el equilibrio adecuado entre lo que se ajusta a tu presupuesto para la prima del seguro y lo que puedes ser capaz de pagar en el caso de una reclamación.